El mundo de los recién nacidos es cuanto menos fascinante y no sólo para ellos que están en un continuo descubrimiento, sino que su desarrollo general engloba un sinfín de curiosidades.
Desde el punto de vista del desarrollo neurológico y de la sensibilidad táctil, los pies del recién nacido tienen una gran receptibilidad: tienen una función esencial, informar al bebé del mundo exterior a través de las terminaciones nerviosas.
Toca con ellos todo lo que tiene a su alcance, los manipula con sus manos y los lleva a la boca donde las terminaciones nerviosas sensitivas son mayores.
Sin duda los pies, como receptores privilegiados, contribuyen a un mejor desarrollo de la inteligencia del bebé, de hecho hay estudios que abalan este hallazgo y que trataremos con más detenimiento en otro artículo del Blog.
Como curiosidad, los pies del recién nacido miden alrededor de unos 8 cm, un tercio de lo que medirán cuando formen parte del cuerpo de un adulto y su forma triangular, es debida a que los huesos del tobillo todavía no se han fortalecido con la marcha.
En cuanto a la importancia de que un niño vaya continuamente calzado o no lo haga, hay estudios que avalan que descalzos los pies se desarrollan mucho mejor, más fuertes, con un arco plantar más elevado y con un mejor aprovechamiento de las estructuras del pie.
El hecho de apoyar el pie descalzo en todo tipo de superficies también contribuye al desarrollo muscular. Los pies están preparados para que podamos caminar por la montaña, entre piedras, zonas sinuosas, trepar árboles, etc., pues todas sus estructuras nos permitirían adaptarnos a todo tipo de terrenos. Sin embargo el problema está en que desde pequeños los tapamos y aislamos.
Zapatillas con una cierta amortiguación, cerradas, o zapatos, no dejan que se ejerciten lo suficiente.
Una de las causas por la que la mayoría de los padres evitan que sus hijos vayan descalzos por casa es el miedo a un resfriado. Pero la realidad es que los resfriados suceden por dos razones que deben darse a la vez: virus y frío.
Cuando nos contagiamos de un virus, el frío hace de complemento perfecto: el frío provoca vasoconstricción en la mucosa de la nariz, habiendo una menor presencia de defensas. Por eso en invierno es más fácil que los virus nos provoquen resfriados.
Dicho de otro modo, si viviéramos en un sitio donde siempre hace frío y fuéramos descalzos, o sin ropa, pero no hubiera virus, no nos resfriaríamos. Y si viviéramos en un sitio donde hubiera muchos virus, pero no hiciera frío, nos resfriaríamos bien poco.
Sin duda los pies engloban un sinfín de curiosidades que os iremos desvelando poco a poco en este espacio, para que con nuestra información podáis hacer un buen cuidado de esta parte del cuerpo tan valiosa.