Sin lugar a dudas, uno de los motivos más frecuente de consulta en podología es la temida onicocriptosis, también llamada uña incarnada.
Se conoce como onicocriptosis a la patología mediante la cual la uña se introduce dentro de la carne. Lo más habitual, es que esto suceda en el dedo gordo, aunque podría ocurrir en cualquier otro. Puede cursar con infección secundaria, produciendo incluso excreción de pus. Es una patología muy dolorosa, que llega incluso a incapacitar y a parar la actividad deportiva.
El tratamiento conservador, pasa por, sin utilizar anestesia local, y usando gubia o bisturí, ir poco a poco cortando la espícula (porción de uña que se clava) hasta poder extraerla del dedo. En ocasiones, y dependiendo del paciente y la gravedad, puede ser un proceso algo desagradable, y no garantiza la solución definitiva del problema.
Actualmente también existen nuevas tendencias de reconstrucción de la uña, que intentan mediante medios físicos, la reeducación de la misma, con el fin de que, al crecer, no vuelva a introducirse en la piel. Sin embargo, se tratan de procedimientos en los cuales no hay gran respaldo científico, además de no tener una gran efectividad una vez se retiran estos dispositivos físicos.
Cuando por las buenas, no podemos solucionar de manera definitiva el problema, debemos contemplar la vía quirúrgica. Existen numerosas técnicas para abordar el tratamiento de la uña incarnada. La elección de la técnica, se decide tras un completo estudio del caso concreto de cada paciente, pudiendo incluso variar en diferentes dedos del mismo paciente.
Como toda cirugía, hay que realizar un preoperatorio, que pasa por hacer analítica de sangre y radiografías, que como hemos comentado antes, nos irán indicando que técnica elegir.
Independientemente de la técnica elegida, el proceso que nos garantiza éxito si no hay ninguna contraindicación y ningún imprevisto es la matriceptomía, que es el proceso mediante el cual se destruye la matriz ungueal. Esta matriz, es la estructura responsable de generar uña. Se trata de una pieza clave del aparato ungueal. En la práctica totalidad de las situaciones, solo se realiza matriceptomía de la porción de uña afectada, quedando el resto sin alterar.
En función de la técnica elegida, y de la correcta evolución del proceso postoperatorio, el paciente podrá estar realizando vida normal a los pocos días de la intervención, debiendo de guardar únicamente reposo absoluto durante las primeras 48 horas. Después, en función de la evolución, el paciente podrá ir volviendo a la actividad paulatinamente.
Hoy por hoy, la vía quirúrgica para el tratamiento de la uña incarnada es una vía segura, cómoda para el paciente, puesto que únicamente se anestesia el dedo afectado, y que soluciona, de manera definitiva los problemas de onicocriptosis.
Roberto Soler Donate, podólogo en Cliselec.